Cariño, tengo miedo
Sus ojos se movieron en dirección a la casa. La observó por un momento, sin saber adónde mirar. Pero entonces, su corazón dio un vuelco, y de repente ella también gritó antes de volver a mirar a David horrorizada. Había alguien detrás de la ventana del ático de su casa. “No puede ser. Vivimos solos. Cariño, tengo miedo”, le dijo Amber nerviosa a su novio, que compartía su preocupación.
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