Prisión
“Se supone que estás en una residencia de ancianos a dos pueblos de aquí”, dijo la vecina. De algún modo, aquella afirmación enfureció a la anciana, que empezó a gritar a consecuencia de ello. Su cabeza se puso roja y casi parecía que Meredith empezaba a llorar. Dijo que no quería volver nunca más a esa prisión. Me escapé una vez y moriré antes de que me vuelvan a meter allí.
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