Como si perteneciera
Amber sintió que sus ojos se agrandaban por segundos. Ahora estaba de pie junto a su novio, observando en silencio a la figura. El individuo se movía por el ático, sin saber que estaba siendo observado, cogiendo cosas mientras vivían allí. Amber y David no podían ver muchos detalles desde esta distancia, ya que en el ático sólo brillaba una tenue luz. Pero saber que había alguien allí arriba ya daba bastante miedo.
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