Primer vistazo
Tras abrir la puerta, David se sorprendió al encontrar el desván inmóvil. Había algunos objetos corrientes, pero nada fuera de lo común. Incluso la luz estaba apagada. Se quedó mirando la habitación, preguntándose si el individuo estaría escondido en algún lugar. David movió cajas y miró detrás de cada mueble, pero no encontró nada. Desconcertado y ligeramente aliviado, llamó a Amber: “¡Aquí no hay nadie!” Pero esa afirmación no podía estar más equivocada.
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