Doble reconocimiento
Carl se giró hacia su vecina, que señaló al hombre esposado asombrada. “Es el mismo tipo que me vendió el árbol”, exclamó. Carl también lo reconoció, así que con su revelación, las sospechas de Carl quedaron completamente demostradas. Quizá ahora, con su arresto, por fin podrían dormir tranquilos. Volvían a estar a salvo, pero eso no significaba que su aventura hubiera terminado. Todavía quedaba una cosa más por hacer, pero de eso hablaremos más adelante.
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