Llamándole
Presa del pánico, Stacy cogió su teléfono. Buscó entre sus contactos y pulsó el número de teléfono de su padre. Pero cuando Stacy lo hizo, al instante quedó claro que su padre hablaba en serio. El teléfono no sonó ni una sola vez antes de desviarla al buzón de voz. “¿Ha bloqueado mi número? ¿Qué demonios está pasando?” Stacy estaba completamente enloquecida en este punto, y la gente estaba empezando a darse cuenta.
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