Y ahora qué
En la oscuridad, Don, Kevin y Carl contemplaban su próximo movimiento. Casi podían oír los latidos del corazón de los demás en sus pechos. “¿Cómo los pasamos?” Susurró Don nervioso, mirando a los guardias armados. De repente, a Carl se le ocurrió una idea. “Escuchad, cuando oigáis mi señal, subid tan rápido como podáis”, ordenó en un tono bajo y decidido. Don y Kevin se miraron confundidos. ¿Qué señal?
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