Muy cerca, y entonces…
Pero por mucho que la dueña del perro se esforzó, no pudo encontrar ni una sola respuesta a esa pregunta candente. Y aunque se le hubiera ocurrido algo, seguramente estaría muy lejos de la verdad, porque nadie podría haber predicho lo que vendría a continuación. Los ojos del veterinario ya casi tocaban la cara del cachorro; así de cerca estaba. Y tras unos minutos de inspección minuciosa, de repente soltó un pequeño grito…
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