Todo ese ruido
Las grandes y pesadas cajas de madera se estrellaron una a una contra el suelo. El sonido era ensordecedor, y duró mucho tiempo porque las dimensiones del espacio de carga no dejaban de reverberar el ruido. Pero cuando el polvo se asentó y Andrew miró al suelo, no pudo evitar sonreír. Vio la cara de su antiguo mentor. El anciano había caído fulminado por los cielos. “¿Y ahora qué?”
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