En su cara
Y esta vez, no eran tan inocentes como el día anterior. Las bromas entre amigos en voz baja se convirtieron en burlas que se oían en todo el restaurante. Se asomaron al respaldo de sus asientos y esta vez se dirigieron personalmente al Sr. Thompson. Sin embargo, el Sr. Thompson siguió ignorando a los jóvenes. “Fue duro verlo, pero como él los ignoraba y yo temía que se me echaran encima, me mantuve a distancia”, declaró Sarah más tarde.
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