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Fuerte estruendo

Pero entonces intervino el destino, y no en el buen sentido. La orca no había acabado con Ben, ni mucho menos, y estaba a punto de demostrarlo. Cuando George encendió el motor del barco, se oyó un fuerte estruendo. Venía de las profundidades del agua. Y ambos hombres conocían este sonido demasiado bien…
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