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Calentándolo

Ben y George tiraron con más fuerza y finalmente subieron al hombre al seco santuario de su embarcación. Ben cogió una manta de un kit de emergencia que llevaban a bordo y empezó a frotar la espalda del hombre para darle calor. El hombre tenía poca fuerza, pero finalmente recuperó el contagio y consiguió hablar.
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