Aquel domingo fiel
Todo empezó un domingo. Harold tenía que llevar a su hijo a un entrenamiento de fútbol esa mañana. Hicieron las maletas, y su hijo de catorce años ya llevaba el uniforme completo. Lo único que les faltaba era conducir. Pero no llegó el momento. Porque en el momento en que Harold cogió las llaves del coche de la cómoda del pasillo, se oyó un fuerte ruido. Y provenía de su jardín delantero.
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