De las grietas al agujero
Harold, el contratista de 48 años, estaba en lo alto de su verde prado cuando vio formarse grandes grietas bajo sus pies. El suelo de su patio se estaba partiendo, y los primeros trozos de pasto ya empezaban a hundirse. Harold saltó del susto y lo hizo justo a tiempo, porque en pocos minutos se había formado un enorme socavón frente a su casa. Era un espectáculo digno de contemplar, pero además aterrador.
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