Convencer a la policía
Harold siguió insistiendo en el carácter crítico de la situación. “No se trata de un socavón cualquiera, sino del resultado directo de esta operación minera ilegal”, afirmó con firmeza. Hizo hincapié en que las acciones de estos delincuentes suponían una grave amenaza para toda la ciudad. El caso de Harold era convincente. Esta vez no le ignorarían. La policía creyó cada palabra y comprendió la necesidad de actuar ya. “Le ayudaremos; ¡díganos dónde ir!”
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