Cómo acabaron las cosas
Bueno, las cosas no fueron exactamente así. Judith yacía en la cama del hospital y sólo podía sonreír mientras veía a su mejor amiga pasearse con un nuevo par de gemelos. Judith miró al Dr. Matthews y le dedicó una sonrisa de satisfacción. Ambas sabían lo que significaba. Nunca hay que fiarse demasiado de los números; la naturaleza puede dar giros extraños. Pero ahí no acababa la cosa, porque una impactante sorpresa aguardaba a la vuelta de la esquina.
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