Enloqueciendo
Pero lo que Judith no sabía era que algo extraño estaba ocurriendo en su propia casa. Charlaba alegremente con sus amigas y abrazaba y besaba a los niños en casa de Angie y Brad. Pero en su casa, el teléfono fijo de su salón se había vuelto loco. Alguien intentaba localizarla, y no sólo una vez. Y Judith se quedó de piedra cuando se enteró de lo que tenía que decir la persona que llamaba
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