Calma, calma
Cuando Judith llamó al doctor, éste contestó casi de inmediato, lo cual era, cuando menos, inusual. El doctor Matthews hablaba precipitadamente y tanteaba la mayoría de sus palabras mientras hablaba, tanto que Judith necesitó calmarlo antes de continuar la conversación. “Lo siento, pero es difícil seguirle, señor. ¿Ocurre algo?” El doctor Matthews se disculpó y prometió calmarse un poco. Pero, efectivamente, algo iba mal.
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