Tan agradecidos
Angie y Brad miraron a su amiga Judith con ojos grandes y llenos de agua. No podían creer el sacrificio que ella estaba haciendo por ellos. El dúo se levantó de la silla y abrazó a Judith con todas sus fuerzas. Fue un momento triste pero maravilloso al mismo tiempo. “No les dejaré del todo, por supuesto. Siempre estaré cerca, y esa niña podrá verme como la mejor tía que una niña puede tener”
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