Caos en el piso de abajo
Y lo que presenció abajo fue algo que ya le habían predicho, pero aun así la bondadosa Kate se resistía a creerlo. Todo el salón de Kate estaba destrozado. Había cubiertos por el suelo, jarrones de cristal rotos y una de las sillas más grandes tenía un agujero en la tela. Pero lo más chocante era que el banco para perros de Sadie estaba abierto de alguna manera. Y la propia Sadie no aparecía por ninguna parte.
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