Vigilando como un halcón
Kate se tumbó en la cama y sintió que la adrenalina le recorría el cuerpo. Era irritante pero estimulante al mismo tiempo. Era como si estuviera en una misión secreta de espionaje. La curiosa mujer seguía mirando el monitor de su mesilla de noche, pero hasta ese momento, Sadie permanecía inmóvil dentro de su banco. Al final, Kate decidió irse a dormir, pero al cabo de una hora, el aparato que había junto a su cama emitió un pitido.
Page 28 of 60