No se merece esto
Kate reconoció al perro y sabía que lo habían devuelto un par de veces. Sin embargo, ella no era el miembro del personal que emparejó a esta mujer con el animal, así que no conocía todos los detalles. Por lo tanto, su pregunta era válida y no necesitaba la respuesta de una clienta, por muy decepcionada que estuviera. Kate suspiró, cogió un formulario de devolución y rellenó los datos del perro: Nombre: Sadie, edad: unos cuatro meses”
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