La última vacilación
David abrió la puerta de la casa e invitó a Becky a entrar. Por un momento, la joven enfermera dudó. ¿Realmente iba a entrar en un entorno cerrado con un hombre al que apenas conocía? Miró a David, que era al menos una cabeza más alto que ella. Pero justo antes de que su ritmo cardiaco se disparara de nuevo, se oyó una voz desde el interior de la casa. “David, ¿eres tú, hijo mío?”
Page 38 of 60