Compadeciéndose de él
La voz que provenía del interior de la casa fue la única razón por la que siguió a Becky y la única razón por la que estaba en su casa ahora mismo. David se echó a llorar, y la visión de aquel hombre corpulento derrumbándose fue suficiente para que Becky se compadeciera de él. Accedió a entrar y cruzó el umbral. La casa era muy pequeña, pero cuando entró en el salón, vio a un anciano.
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