Una rutina completa
Era lo único que podía hacer por el pobre anciano porque Becky sabía que la ayuda exterior no iba a llegar. La joven enfermera se llevaba analgésicos del trabajo a casa y se los daba a diario al padre de David. Con el tiempo se convirtió en una rutina en la que atendía todas las necesidades del anciano. Pero al cabo de unas semanas, supo que tenía que desconectar. Vio el dolor del padre de David y vio que empeoraba.
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