¡Paren ahora mismo!
“¡Parad, parad con todo lo que estáis haciendo!” Mateo gritó tan fuerte como pudo. Su voz apenas se oyó por encima del ruido del motor del barco, pero fue suficiente para llegar a los pescadores. El hombre uniformado giró la cabeza y miró a Mateo con grandes ojos. “¡Apaga el motor; tengo que decirte algo!” Mateo gritó esta vez. El pescador líder obedeció y sopló su silbato como una orden.
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