Llegada al veterinario
Tras un agotador sprint, Martin llegó al veterinario justo a tiempo. Como pudo comprobar, las luces seguían encendidas. Cuando miró por la ventana, vio que la sala de espera estaba completamente vacía. El preocupado dueño del perro liberó un brazo y dio unos golpecitos en la ventanilla del veterinario.
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