Pasar a la acción
Ya había oído suficiente. En silencio, Emma se arrastró fuera del agujero y salió del ático. Su corazón latía con fuerza y su mente iba a toda velocidad mientras se dirigía a su habitación. Sólo podía pensar en dónde estaba su querido amigo y si estaba bien. Tenía que hacer algo.
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