Asomarse al interior
Aunque a Kevin le costaba creer que la cabaña diera señales de vida, aún ardía luz en su interior. Kevin levantó más el cuerpo del suelo del bosque y se asomó al interior de la ventana con curiosidad. Y fue entonces cuando las cosas se pusieron feas. Dentro había un hombre enorme, de al menos dos metros de altura…
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