A toda prisa
La muñeca trató de tocarla lo menos posible. Una vez que el espeluznante juguete estuvo de nuevo en la caja, Jessie emprendió su misión. Jessy puso el coche en marcha y condujo a toda prisa hasta la estación, casi chocando con el contenedor de basura que tenía parado en la entrada. Pero ese trayecto en coche fue sin preocupaciones.
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