La última pizca de felicidad
Lola volvió a su casa, completamente contenta con su decisión de comprar la planta de aspecto extraño. Se sentó en su sillón favorito e imaginó su jardín en verano. “El lugar se llenará de color y olores maravillosos”, se dijo sonriendo. Pero esa misma noche, esa misma sonrisa se convirtió en un ceño fruncido.
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