Montaña rusa
Este repentino giro de los acontecimientos cogió a Amanda por sorpresa. ¿Lo había entendido bien? “¿Mi bebé sigue contigo?”, preguntó, con la esperanza empapando su voz. Y cuando David respondió que estaba en el orfanato, su corazón dio un vuelco y se le empezaron a formar lágrimas en los ojos. Qué montaña rusa había sido este día.
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