Sonido espantoso
Mientras Diana intentaba averiguar hacia dónde dirigirse, oyeron un sonido familiar pero espantoso: el crujido de las hojas y el chasquido de las ramas. El instinto se apoderó de Diana, que empezó a correr en una dirección aleatoria. “Sígueme”, instó a Abby mientras agarraba a la niña del brazo. El corazón le latía con fuerza en el pecho.
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