Cambiar de ropa
Martin no podía creer estas palabras. Él no era el dueño de este atuendo; simplemente recibió un sobre que le sugería que tenía que venir aquí. “¿Qué hago con esto? Es demasiado bonito para mí”, dice Martin, pero el propietario insiste y le permite cambiarse de ropa en el aseo.
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