Respuesta inesperada
Y cuando lo hizo, el timbre de la puerta principal sonó, indicando que un cliente, en este caso, Martin, había entrado. El barbero se fijó en Martin, que se asomaba tímidamente al hueco de la puerta. Normalmente, los establecimientos rechazarían al instante a un vagabundo, pero cuando el barbero vio el sobre de Martin, lo acogió de buen grado.
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