Tocando el timbre
La casa y la propiedad eran muy imponentes, y aunque Martin llevaba ropa más bonita, seguía sintiéndose fuera de lugar. Los nervios volvieron a invadir su cuerpo mientras Martin se dirigía a la puerta principal de la mansión. Sonó el timbre de la puerta y Martin esperaba que Christine le abriera, pero obtuvo otra cosa.
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