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Bien despiertas

La llamada del Dr. McDaniel despertó a Regina. Su voz era frenética, instándola a acudir a la clínica de inmediato. Mia, todavía medio dormida, se sentó en la cama y se frotó los ojos. “¿Qué pasa, mamá?”, preguntó. Regina aún no tenía una respuesta, pero sabía una cosa: algo iba muy mal.
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