Niña descubre un animal raro en su jardín — el veterinario se queda helado

Vamos a conducir

Sin mediar palabra, Regina se sentó en el asiento del conductor. El veterinario se sentó a su lado, mientras Mia aseguraba el contenedor de Lizzie en su regazo en la parte trasera. Respirando hondo, Regina giró la llave de contacto. El motor rugió y se pusieron en marcha.