Esta mendiga embarazada llevaba ya horas sentada a la intemperie en la dura calle de la ciudad. La mayoría de la gente la ignoraba, salvo una mujer que reconoció su presencia y le echó una mano. Pero no fue la última vez que sus caminos se cruzaron, porque poco después, la mujer siguió a esta mendiga. Y lo que descubrió la dejó estupefacta
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