Cuando esta empleada de un local de comida rápida empezó su jornada laboral, nunca podría haber imaginado que su día iría tan mal. Ese lunes estaba en la ventanilla y repartía bolsas llenas de hamburguesas a los clientes hambrientos. Cuando oyó la voz de su padre a través del interfono, empezó a sonreír. Sin embargo, la sonrisa se desvaneció rápidamente, porque cuando le entregó su pedido, él le dijo algo que la hizo romper a llorar
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